Tomás se sentó en un banco
Tomás siempre le tuvo miedo a los espacios abiertos, se despertaba a media noche llorando, desconsolado, porque le perseguía, en un inmenso prado, un hombre oscuro con una saco. Él corría y corría, hasta que despertaba gritando en los brazos de Marta, su querida mama, que le acurrucaba hasta que el sueño volvía a apoderarse de él.
Tomás no quería salir, Marta le insistía día tras día, pero no, él sólo iba, de casa al cole, del cole a casa, de casa a la universidad, de la universidad a la casa, de la casa al trabajo, del trabajo al psicólogo, del psicólogo a casa.
En sus sesiones con Don Pedro, le contaba una y otra vez su sueño. Don Pedro le decía que tenía que romper con ese circulo; quería que fuera otro, que comenzara a vivir.
Un día del Psicólogo a casa, se encontró con Josefa; gordita, risueña, con unas pecas en la frente y en las manos muy llamativas y el pelo de un rojo pasión que lo perturbaba. Ella lo saludo y le tocó en la mano. Tomás asustado corrió y corrió a casa, desesperado no podía articular palabra.
Una tarde salió del trabajo y toco en la puerta de Josefa, ella le dejo entrar......................
De la casa de Josefa al trabajo, del trabajo al psicólogo, del psicólogo a casa de mama, de casa de mama a casa de Josefa.
Los sueños que habían desaparecido, volvieron y se despertó una noche sudoroso, abatido, llorando desconsolado, gritando; el hombre oscuro estaba encerrado en un cuarto y apretaba en sus manos un saco viejo.
Josefa lo abrazó amorosamente, le decía que sólo era un sueño.
Tomás salió de casa de Josefa y se sentó en un banco; junto a él una botella de vino vacía. Del banco a casa, de casa al trabajo, del trabajo al psicólogo, del psicólogo al banco.
Ya no recuerda su nombre, Josefa le lava la cara, Marta se sienta a su lado y le aprieta la mano, ellas se miran y lo miran.
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10 comentarios:
Una historia llena de sentimientos escondidos entre líneas.
Realidades cotidianas que forjan caminos que se entrecruzan...
Intuyo que el hombre oscuro se llevó parte de la esencia de Tomás. Y lo dejó sentado en un banco... sin sus recuerdos...
Un abrazo, Lupe y gracias por compartir tus letras!!!!
Es una historia que deja mucho para que el lector reflexiones y si quiere le ponga también argumento a su antojo.
Las obsesisones pueden borrar gran parte de la realidad.
Un beso Lupe, te pongo en mis contactos, y mucha suerte con tu blog.
Gracias por sus aportaciones y espero enviar alguna cosa más, estaré de viaje en Bolivia un mes y cuando vuelva me incorporo
Salud a todos
uis vengo porque te hacen propaganda!! perfecto el relato, volveré
Lupe:
Me encantó tu poesía en el blog de Any, y me gusta la historia que relatas. Más de una reflexión.
Mucha suete, la tendrás, seguro, con estas letras, y bienvenida a este mundo.
Ánimo!!!
Hola Lupe. Por fin te has decidido a compartir tus palabras y lo has hecho con una preciosa historia.
Besitos.
esto es para lucia y eli, gracias por sus animos y gracias por leerme, les prometo que en noviembre inteto entrar a los blog, estaré de viaje y por eso no voy a poder mirar ordenador.
saludos
Me ha encantado Lupe. Has escrito un texto ágil e inteligente. Sin duda expresas perfectamente lo agobiante, lo amargo, lo encadenante, del vivir padeciendo agorafobia.
Sigo alentándote a que sigas escribiendo, lo haces muy bien y se te nota a leguas todo el potencial que encierras.Un beso Gadi desde Cádiz.
Gracias Gadeira por tus palabras me llegan y las recibo, las pongo en ese lugar de donde sale las ganas de hacer y de decir.
Espero leerte pronto y que fluyan las palabras.
Lupe, compañera, vengo con un membrillo para saludarte... perdón por la demora... me fue difícil reencontrarte.
Holaaa.
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